Esta vez quiero comentar mi visita gastronómica del pasado mes de Julio a uno de los restaurantes de Madrid más populares y fashion: Pan de lujo. La verdad es que era escéptica en cuanto a la posibilidad de conseguir mesa para comer reservando el mismo día pero supongo que al tratarse de un mes vacacional y que han pasado algunos meses de su inauguración facilitó la cosa. Para los que no hayáis oído hablar de él os diré que está ubicado en pleno barrio de Salamanca (calle Jorge Juan 20) en lo que era una antigua fábrica de pan de la cual se ha mantenido la fachada y nada más ya que el local se ha rediseñado con muy buen gusto. Lo mejor sin duda de este restaurante es la decoración y el patio interior (con un estanque e islas de césped), por lo que he sabido por la noche las luces adquieren protagonismo de manera que rotan y cambian de color dando bastante espectacularidad al local. En mi caso como fui a comer digamos que me perdí el espectáculo de luces por lo que mi atención se centró más en la comida y el servicio. Respecto a lo primero diré que me decepcionó mucho ya que al tratarse de Alberto Chicote (nodo) en la cocina me esperaba bastante más.
Una vez en la mesa, os contaré un ritual que me dejó con la boca abierta: a uno de los camareros (muy fashion eso sí) con cara de resignación le tocó la ridícula tarea de trasquilar unas hojas de albahaca con una tijeras de podar desde la propia maceta (con cepellón incluido) sobre un platillo de aceite. La verdad es que tuve que concentrarme y dejar mi mente en blanco para no soltar una sonora carcajada ante tan insólito ritual. Lo mejor de todo fue observar la cara del resto de los comensales cuando les llegaba el turno de presenciar la poda en vivo y en directo.
En cuanto al servicio diré que, como viene siendo habitual en este tipo de locales de moda, se dirigen al cliente con aires de superioridad y como si te estuvieran haciendo un favor, así como la forma de servir los platos: con desgana y soltándolos encima de la mesa. El hecho que se coma directamente sobre la mesa sin mantel tampoco me resulto agradable.
Respecto a la carta estaba llena de nombres pretenciosos y extraños que no facilitan la elección por lo que me dejé guiar por las críticas gastronómicas (en qué hora) y elegí la recomendadísima ensaladilla rusa 2007 que consistía en un bol con la típica ensaladilla congelada de toda la vida y espuma de mayonesa; polenta (no me acuerdo de los detalles) que por cierto me la dejé casi entera porque estaba muy cruda para mi gusto y de postre piña colada que sin duda fue lo mejor de todo (junto a los panes).
El precio bastante elevado casi 50 € (sin vino) y lo peor de todo no fue el precio sino el dolor de estómago al cabo de una hora....
Una vez en la mesa, os contaré un ritual que me dejó con la boca abierta: a uno de los camareros (muy fashion eso sí) con cara de resignación le tocó la ridícula tarea de trasquilar unas hojas de albahaca con una tijeras de podar desde la propia maceta (con cepellón incluido) sobre un platillo de aceite. La verdad es que tuve que concentrarme y dejar mi mente en blanco para no soltar una sonora carcajada ante tan insólito ritual. Lo mejor de todo fue observar la cara del resto de los comensales cuando les llegaba el turno de presenciar la poda en vivo y en directo.
En cuanto al servicio diré que, como viene siendo habitual en este tipo de locales de moda, se dirigen al cliente con aires de superioridad y como si te estuvieran haciendo un favor, así como la forma de servir los platos: con desgana y soltándolos encima de la mesa. El hecho que se coma directamente sobre la mesa sin mantel tampoco me resulto agradable.
Respecto a la carta estaba llena de nombres pretenciosos y extraños que no facilitan la elección por lo que me dejé guiar por las críticas gastronómicas (en qué hora) y elegí la recomendadísima ensaladilla rusa 2007 que consistía en un bol con la típica ensaladilla congelada de toda la vida y espuma de mayonesa; polenta (no me acuerdo de los detalles) que por cierto me la dejé casi entera porque estaba muy cruda para mi gusto y de postre piña colada que sin duda fue lo mejor de todo (junto a los panes).
El precio bastante elevado casi 50 € (sin vino) y lo peor de todo no fue el precio sino el dolor de estómago al cabo de una hora....
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